ADELANTO
— ¿Bella?
—No quiero interrumpirte, pero creo que ahora mismo yo
necesito más cuidados que esos papeles.
Planté una mano en su pecho, cerré el puño sobre la
camiseta de su pijama y me lancé a devorar su boca. Escuché un sonido de
papeles caer y chocar contra el suelo para segundos después sentir sus manos en
mi cabeza, agarrándome el pelo, acercando más mi boca a la de él. Si intentaba
apretar más sus labios contra los míos podía jurar que acabaríamos fusionados.
Necesitaba aquello. Necesitaba sentir su cuerpo contra
el mío, sus manos recorrerme calentando la piel a su paso. Su miembro dentro de
mí provocándome placer. Quería olvidarme del mundo, quería que solo existiera
él en aquel momento. Que borrara de mi mente todos los malos recuerdos, las
experiencias de ese desagradable día. Quería acabar la noche de la mejor de las
maneras.
.
.
.
—Jo mami, no quiero ir —me hizo uno de esos pucheros
suyos que debilitaban el corazón pero no podía ceder.
—Tienes que ir cariño.
— ¿Por qué? No me gusta. ¡Lo odio!
— ¿Por qué dices eso Matt? No es tan malo como te
crees —le arreglé un mechón de pelo para después pasar mi brazo sobre sus
hombros.
—Porque si, no conozco a nadie y se van a burlar de mi
porque no hablo como ellos —notaba que estaba a punto de echarse a llorar.
.
.
.
Me alarmé. Unas sirenas y unas luces rojas se
encendieron dentro de mi cabeza.
— ¿Qué pasa? —pregunté dando un paso al frente, la
risa quedando en el olvido.
—Ha llegado algo para ti.
— ¿El qué? —se me adelantó Edward.
—Es una notificación de
un juez...
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